Así como en el pasado periódicos, revistas, radio y televisión vendían, sin darlo a conocer a su público, sus espacios noticiosos, ahora Telcel buscó a ciertos twitteros para pagarles, a cambio de hablar bien de los planes de la telefónica en sus timelines.
Si es cierto que comparar a Twitter con un medio de comunicación es impreciso e incompleto, el hecho es que un fenómeno exclusivo de los medios tradicionales ahora se replica en la conocida red social, con la diferencia de que sus usuarios, lograron detectar esta práctica.
Lo más penoso del caso es ver a una empresa de telecomunicaciones como Telcel, con una supuesta vanguardia tecnológica, hacer uso de este tipo de estrategias.
Si realmente el equipo de mercadotecnia entendiera el medio, logrará darse cuenta que comprar tweets, no es lo mismo que comprar un publirreportaje o 20 segundos de algún noticiario televisivo nocturno disfrazado de nota informativa.
La gran diferencia son los efectos negativos, en cuanto a su imagen, al fracaso del plan de promoción y sobre todo, pretender maquillar un servicio como bueno, cuando cualquier cliente de la empresa tendrá por lo menos una mala experiencia.